Preparando en los últimos días diversas formaciones para el profesorado me ha parecido interesante recoger algunas de las propuestas
existentes sobre buenas prácticas en entornos educativos dirigidas al alumnado
con autismo. Si queremos que las actuaciones escolares sean beneficiosas para
el desarrollo personal y educativo del alumnado con autismo, es interesante ver
qué nos dice la evidencia sobre este aspecto. Vamos a repasar algunas
investigaciones en este sentido siguiendo un criterio temporal.
La primera de las investigaciones es la de Bergeson y sus colaboradores del año 2003, que plantean una serie de indicadores de un programa de calidad en la
respuesta educativa al alumnado con autismo, como son:
*La
participación de la familia.
*La evaluación completa de destrezas y barreras.
*El desarrollo
de un plan/definir claramente las metas y objetivos.
*Las
estrategias de enseñanza eficaces.
*La evaluación
de la intervención.
*La
estructuración del entorno.
*La aplicación
de la evaluación funcional de la conducta cuando se produce una conducta
problemática.
*La
planificación cuidadosa las transiciones (por ejemplo, de una clase a otra en
un nuevo curso).
*Las
oportunidades significativas con sus compañeros.
*Un enfoque de
equipo exhaustivo.
La segunda es la de Dunlop y sus colaboradores en 2008. Entre las buenas prácticas consensuadas
para el alumnado con autismo cabe destacar, en el ámbito educativo, las que
proponen estos autores quienes señalan los siguientes componentes esenciales de
un programa educativo:
*Enseñanza
sistemática (metas específicas y planes específicos para lograrlas): metas
socialmente válidas (habilidades tales como comunicar las necesidades de
materiales, pedir ayuda cuando sea necesario, hacer elecciones, iniciar comentarios
a otros envueltos en la actividad) frente a actividades tales como: atarse los
zapatos, subirse la cremallera, hacer contacto ocular, señalar un color,
encajar una pieza de un puzle…
*Individualización,
apoyos y servicios individualizados, teniendo en cuenta las preferencias de
la familia y del niño. Recuerda que esto no significa hacer una intervención
educativa en la que el niño esté aislado de sus compañeros.
*Entornos de
aprendizaje que sean comprensibles y estructurados.
*Características
curriculares especializadas, especialmente la comunicación y la socialización.
*Enfoque
funcional ante los problemas de conducta.
*Implicación
familiar.
La tercera que vamos a recoger es la de Rogers y Vismara, también del año 2008. Están dirigidas a la atención
temprana fundamentalmente pero serían extrapolables a los diferentes contextos
escolares. Estas autoras apuestan por:
*El tratamiento
de las conductas desafiantes o no deseadas debe seguir los principios y
prácticas del apoyo conductual positivo.
*Construir
habilidades de comunicación espontáneas y funcionales es un aspecto crucial
de la efectividad de la educación/tratamiento de todo niño con autismo, tenga
la edad que tenga, tenga el nivel que tenga. Deben darse oportunidades para la
comunicación a lo largo de todo el día.
*Los niños con
autismo necesitan implicarse en actividades de aprendizaje significativas
(para él y para su entorno) y apropiadas
a la edad, que sean funcionales en múltiples contextos. El enfoque de
enseñanza natural es la mejor práctica.
*La atención
temprana efectiva puede llevarse a cabo en diversos contextos, tales como
el hogar, la escuela especial, contextos inclusivos a través de la enseñanza de
habilidades evolutivamente apropiadas a lo largo de todo el día, de actividades
con validez ecológica –contextos naturales con muy diversas personas- y del
registro adecuado de los progresos.
*Las actividades
con iguales son una parte crucial de la intervención en todas las edades y
niveles de capacidad.
*Asegurar la
generalización a través de enseñar habilidades de validez ecológica y en
entornos naturales y rutinas diarias.
*Es necesario incluir
en la intervención a los padres y otros miembros de la familia, en el
establecimiento de metas y prioridades de intervención.
Una cuarta propuesta es la de Wallace y Rogers en 2010
donde establecen cuatro características están presentes en todas las
intervenciones educativas que tienen éxito con este alumnado.
:
*Implicación de
las familias.
*Individualización.
*Centrarse en
un rango amplio de objetivos de aprendizaje.
*Proporcionar
intervención cuanto antes, intensa y de larga duración
Como última propuesta vamos a recoger la más reciente,
la de Charman, Pellicano y otros en 2011, que plantean una serie de
principios fundamentales de una buena práctica en educación para las personas
con autismo. Los quince principios que recoge son:
1. Tener grandes
ambiciones para que los alumnos con autismo alcancen su pleno potencial.
2. Integrar
especialistas, métodos basados en la evidencia en prácticas de ‘enseñanza de primera
calidad´ para eliminar barreras a los alumnos dentro del espectro del autismo.
3. Aumentar el
abanico de oportunidades de aprendizaje para desarrollar capacidades para vivir
de forma autónoma.
4. Celebrar y valorar
los logros de los alumnos y del personal.
5. Usar
múltiples sistemas para registrar el progreso de logros académicos así como de
los resultados sociales y de comportamiento (“capacidades para la vida”).
6. Usar métodos innovadores e individualizados de adaptación del currículo, utilizando los
intereses y puntos fuertes de los alumnos, haciéndolo accesible y gratificante
para los alumnos con autismo.
7. Fomentar la
planificación conjunta y el trabajo con profesionales de la salud y la
educación para apoyar el desarrollo del lenguaje y la comunicación, el
bienestar emocional y un entorno propicio para el aprendizaje.
8. Seleccionar y valorar a un personal motivado, entusiasta y empático.
9. Construir y consolidar la experiencia en autismo a
un nivel alto constante, manteniendo en marcha
un programa de formación en autismo para toda la plantilla.
10. Difundir las
prácticas y compartir los conocimientos con escuelas y profesionales en la comunidad
local, así como con las familias.
11. Desarrollar
una relación estrecha de trabajo con las familias, que reconozca su papel clave,
su experiencia y la toma de decisiones conjunta.
12. Procurar
construir y mantener fuertes conexiones con los alumnos, y asegurarse de
que son participantes activos en decisiones sobre actividades curriculares y
extracurriculares y de cómo funciona la escuela.
13. Reconocer la
necesidad de apoyo de las familias para que el aprendizaje continúe fuera de
la escuela.
14. Servir como punto de referencia para despertar la conciencia sobre autismo en la comunidad
en general, asegurando que los alumnos con autismo tienen una participación
significativa y visible dentro de la comunidad local.
15. Una visión
clara y un liderazgo fuerte para adoptar todo lo mencionado.
¿Y cuáles son los principios coincidentes y más
destacados entre los estudios antes planteados en lo que se refiere a una buena
práctica educativa para el alumnado con autismo? En mi opinión podríamos
señalar la importancia de las siguientes claves:
*La participación e implicación de las familias en el
proceso educativo de sus hijos e hijas con autismo.
*La formación del profesorado y del personal, el
conocimiento sobre el autismo y la práctica basada en la evidencia.
*La motivación de dichos profesionales y una actitud entusiasta y
empática.
*La importancia de la intervención educativa temprana.
*La concienciación en la comunidad sobre el autismo,
asegurando la participación del alumnado.
*La existencia de oportunidades de aprendizaje con
iguales y en entornos naturales.
*La necesidad de entornos de aprendizaje comprensibles
y estructurados.
*El desarrollo de actividades de aprendizaje
significativas y habilidades comunicativas espontáneas y funcionales en un
marco de aprendizaje ecológico que favorezca la generalización.
*La puesta en marcha de evaluaciones funcionales de la
conducta ante situaciones problemáticas y el uso del apoyo conductual positivo.
Hasta aquí la publicación de hoy. Conocer y
reflexionar sobre las buenas prácticas para el alumnado con autismo seguro que
nos acerca un poquito más a ellas y al bienestar y aprendizaje de nuestros
chicos y chicas.
Bibliografía
Bergeson T., Heuschel, M. A., Harmon, R. Gill D. H.,. Colwell, ML (2003). Los aspectos pedagógicos de los trastornos del espectro autista. Office of Superintendent of Public Instruction (Oficina de la Superintendencia de Enseñanza Pública).
Charman T., Pelicano L., Peacy L.V., Peacey, N., Forward K. Dockrell, J (2011)
Centro de Investigación en Autismo y Educación. Departamento de Psicología y del Desarrollo Humano, Instituto de Educación, Universidad de Londres.
Dunlop G., Iovannone R. y
Kincaid D. (2008). Essential components for effective autism educational
programs. En J.K. Luiselli, D. C. Russo, W. P. Christian, S. M. Wilczynski
(Eds.): Effective practices for children with autism.
Educational and behavioural support interventions that work (111-136). Nueva York:
Oxford University Press.
Rogers, S. J. y Vismara L. A. (2008). Evidence based
comprehensive treatments for early autism. Journal of Clinical Child and
Adolescent Psychology, 37, 1, 8-38.
Tamarit J., Aranda M.; Escribano L.; Garrido M.J. Educación inclusiva para personas con TEA. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado.
Wallac, K. S., y Rogers
S. J. (2010). Intervening in infancy: implications for autism spectrum
disorders. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 51, 12, 1300-1320.
Ecxcelente el blog, contiene informacion y metodos especificos de gran valor, concretamente nos encanta la propuesta de Charman Pellicano y otros, creo que explica perfectamente los principios basicos fundamentales para lograr una buena intervencion desde la atencion temprana hasta una educacion efectiva e inclusiva del alumnado con tea en centros ordinarios.
ResponderEliminar¡Muchas gracias por tus palabras Constantino! Coincido contigo en que la investigación de Tony Charman y Liz Pellicano es imprescindible hoy en día para entender hacia donde tiene que ir la inclusión efectiva del alumnado con autismo. Esa publicación es excelente.
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